Empatía Neuronal

El último retiro en Dipabhavan me sirvió para atender a una charla de neurociencia ofrecida por Pierre, en la mañana del segundo día. En ella destacó el funcionamiento de un tipo de neuronas que tenemos en nuestro cerebro. Se trata de neuronas empáticas. Su función se produce sin que seamos conscientes y se basa en un efecto espejo de las emociones que nuestro/a interlocutor/a siente. Este hecho tarda fracciones de segundo en producirse, de forma automática.

En los días siguientes, sus palabras seguían resonando fuertemente en mi interior hasta que di con lo que creo es una teoría aceptable. En ciertas ocasiones, conocemos a alguien y nos cae mal de entrada. La idea es que, sin saberlo, empezamos a percibir unas emociones que no son nuestras y que nos resultan desagradables. Otorgamos una etiqueta mental a esa persona y la colocamos inconscientemente, repito, en una posición delicada. Nuestra opinión inicial condiciona totalmente cada apreciación que hagamos de su comportamiento.

Siendo conscientes de ello, podemos observar el momento justo de formular nuestros prejuicios. Al observar esas malas sensaciones y dejarlas pasar, conscientemente, es posible tomar conciencia de la reacción de nuestro cuerpo, sabiendo que no es genuinamente nuestra. Proviene del exterior. Así, nos liberamos de ellas y logramos percibir la realidad tal cual es, es decir, sin juicios de valor.

Ya comenté en posts anteriores que una de las claves en meditación es la compasión hacia uno mismo, acompañada de mucha paciencia. Dando por hecho que el 100% de las personas sobrelleva algún tipo de sufrimiento o insatisfacción, podemos extender esa compasión a niveles mucho más elevados. Prestando atención, podemos acercarnos más a su realidad sin absorberla y comunicarnos con ellas de una forma más neutra y objetiva.

Esas personas no son la rabia, la tristeza o la amargura que sienten. Esas personas son. Y punto. Pese a que haya una emoción predominante, podemos liberarlos conscientemente de la presión a la que serán sometidas en nuestro fuero interno para superar esas expectativas negativas que hemos autogenerado.

En mi caso particular, siempre he tendido a idealizar a las personas que más me importan. Por H o por B, eran mejores que yo. Al interiorizar este comportamiento, puedo eliminar el pedestal en el que las había colocado y permitirles ser imperfectas. Así, estaremos al mismo nivel. Conviviremos de igual a igual.

En otro orden de cosas, pasado mañana vuelvo a irme a Malasia a renovar mi visado de turista. No tengo la más remota idea de cuántos días me quedaré por allí antes de regresar a Tailandia. Ya os contaré.

2 comentarios

  1. A vegades tinc la sensació que vols arribar a un punt de «perfeccionament» que és del tot contraproduent.

    • Doncs em dec haver explicat malament. Intento posar l’èmfasi en la importància de l’auto-observació constant dels nostres pensaments, sensacions i emocions sense entrar en la dualitat del «bo» o «dolent».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *