Domesticando la Mente

Siguiendo con las reflexiones empezadas en el post Marc Granja FM. Mi Radio Mental, vuelvo a hacer referencia al hecho de que nuestras mentes salten de un pensamiento a otro sin cesar. ¿Os habéis dado cuenta de que el 99,99% de dichos saltos ni siquiera sigue una secuencia lógica? En cuestión de milisegundos, pasamos de hacer mentalmente la lista de la compra a recordar unas vacaciones de nuestra infancia. Los budistas denominan a la mente, metafóricamente, «The monkey mind». Una definición muy gráfica y totalmente acertada, ¿no os parece?

Intentad dejar de pensar durante unos instantes. Al cabo de tan solo unos segundos de hacerlo, os daréis cuenta de que vuestra mente habrá tomado la iniciativa, sin pediros permiso, y os habrá llevado a Fantasilandia. En definitiva, dejaréis de estar presentes. En palabras de Eckhart Tolle: «No elegimos pensar. El pensar simplemente nos sucede«, igual que ocurre con la digestión o la circulación sanguínea.

¿Cómo tomar las riendas ante esta situación? ¿Qué se puede hacer para dejar de divagar sin ningún control? La teoría es simple y clara: debemos limitarnos a estar atentos al surgir de todos y cada uno de nuestros pensamientos, sensaciones y emociones. La clave es convertirnos en observadores de todo aquello que emana de nuestro cuerpo y mente, ya sea un recuerdo o una sensación agridulce en la boca del estómago causada por la ansiedad de un evento próximo, por ejemplo.

En la práctica no es nada sencillo, de hecho es sumamente difícil ya que debemos hacer frente a infinitas distracciones. Por suerte, existen herramientas para lograrlo. Aquí es donde la meditación entra como elemento facilitador. Al contrario de lo que siempre había pensado, ésta no tiene nada de místico. No se trata de levitar o mover objetos mediante la telequinesia. La meditación consiste en ejercitar la mente a través de ejercicios de concentración para domesticarla y no dejarla fluir a sus anchas por el pasado y el futuro.

Quitándole toda la parafarnalia religiosa, podemos percibir que meditar no es más que realizar gimnasia mental.

Centrarse en un solo objeto como la respiración, por ejemplo, nos permite disminuir la velocidad de crucero que llevamos en nuestro interior. En este punto nos encontramos con una nueva dificultad ya que la mente se niega a perder el dominio y responde poniendo en el centro de la pantalla las cargas emocionales más pesadas.

En un principio te dan ganas de salir huyendo, pero si te lo tomas con calma acabas viendo como, de nuevo, la ley de la naturaleza hace su aparición. Todos los miedos, dudas y complejos que inundan tu ser al inicio del proceso, acaban desapareciendo. Los trasciendes haciéndote consciente de su existencia efímera, es decir, te das cuenta de que no son más que recuerdos pasados o proyecciones a futuro que carecen de total importancia en tu presente. Permanecerán más o menos tiempo en tu cabeza, pero acabarán disolviéndose para dar paso a nuevas ideas que, a su vez, perpetuarán el proceso. Así pues, ¿por qué aferrarnos a ellos?

El resultado de la observación interna es lograr cortar de raíz nuestra identificación con esos pensamientos, sensaciones o emociones, es decir, dejar de estar poseídos por ellos. Dejar de sufrirlos. Se trata, básicamente, de eliminar el filtro que nos hace juzgar algo como bueno o malo y poder aceptarlo tal cual es; o sea, ser conscientes de qué estamos pensando o sintiendo. Sin más. Sin generar apegos a si nos sienta «bien» o «mal».

Analizándolo objetivamente, podemos ver que la mayoría de las veces tan solo son ilusiones y que la realidad de los hechos acaba siendo siempre distinta a lo que teníamos en la cabeza. Entonces, ¿por qué no esforzarnos en pasar más tiempo en el aquí y ahora y obviar todo ese proceso?

3 comentarios

  1. Pablo Sanchez

    Markitus!!! Soy tu amigo el gnomo vasco!! Marc me comento que te fuiste a Tailandia y que escribías tus experiencias en un blog. Así que nada heche un vistazo y me pareció muy interesante, lo que pasa que con la vida estresada que llevamos no tuve tiempo de leerlo tranquilo. Ahora estoy en Donostia de vacaciones y me he tirado las últimas horas leyendo todo tu blog de principio a fin.

    Y aquí estoy escribiendote. Me alegro muchísimo que hayas emprendido este camino de paz interior y serenidad tan necesitada en la sociedad que vivimos. El universo es un lugar desconocido pero que si escuchamos a nuestro corazón y nos dejamos guiar por nuestra intuición abrimos puertas que nunca hubiéramos imaginado que existían. Claro está para ello hay que parar la mente pensante y es una tarea nada fácil. Pero ese es el camino. Y ahora me alegro mucho por ti y espero que algún día tengamos la oportunidad de compartir nuestras experiencias en persona. Mientras tanto te seguiré en tu blog.

    Yo como sabes siempre he sido muy místico pero ahora intento aplicarlo a la realidad. Llevo 5 años en una escuela que se llama CEA (Centro de Estudios de Autoconocimiento) y me está ayudando mucho a conocerme verdaderamente. Aunque Es un camino difícil.

    En unos diez días voy a Barcelona a visitar a Inga y Marc.

    Bueno Marc, aquí me despido. Muchísimas gracias por darnos la oportunidad de compartir tus experiencias. Te deseo todo lo mejor en este viaje.

    Un fuertemente abrazo.

    Pablo

    • Eis Pableras!

      Qué grande recibir este mensajazo tuyo. Me ha encantado leerte y poder comprobar que tu crecimiento personal no ha parado ni un segundo desde nuestras conversaciones filosofando sobre el sentido de la vida! Te contestaré por email en unos días, ok? Quiero dedicarle a mi respuesta un tiempo del que ahora carezco…

      Muxu tío!

  2. Jordi Batlle

    L’article anterior m’ha agradat més. hahahahaha. ;D.

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