Cascadas de Umphang

Después de la boda, nos dirigimos a Hsa Kaw Sher (cuyo significado es ‘Estrellas en la frontera’). Se trata de un pequeño pueblo Karen situado en las montañas, a unos 15km del límite con Birmania. Allí reside una pequeña comunidad, que nos acogió para pasar la noche. Precisamente, es donde Yim se crió. Las vistas, increíbles…

Con el fin de querer mostrar el elevadísimo grado de hospitalidad de esta etnia, deciros que nos cedieron las mejores instalaciones del lugar. Nuestras habitaciones, eran dos pequeñas construcciones realizadas en adobe, que contaban con una gran cama de madera tallada a mano. El único inconveniente para un ‘guiri’ como yo, es que el colchón tenía un grosor inferior a mi dedo meñique. Pese a ello, pude dormir las horas que mi cuerpo necesitaba y pasé una noche única e inolvidable, rodeado de sonidos de la naturaleza que jamás había escuchado.

Nos levantamos a las 6.30, ordenamos la habitación, cojimos el traje de baño y nos fuimos a Umphang a desayunar. Con el estómago lleno, subimos al pick-up de Yim y recorrimos 26km por caminos de montaña a toda velocidad. Nuestro destino, las más altas cascadas de todo Tailandia. Una vez hubimos aparcado, nos adentramos 1,5km por una jungla espesa donde predominaba el bambú.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegamos acalorados por la caminata y con el único objetivo de gozar de un baño en tan especial entorno. Encontramos un estrecho camino que se dirigía a una gran poza situada en el segundo nivel y, sin dudarlo, nos zambullimos. Pareció que el tiempo se detenía, así que no soy capaz de definir cuánto rato pasamos en esas aguas.

Para concluir, quedaban los 26km de vuelta. Esta vez, Fon, Albert Company y yo decidimos colocarnos en la caja del pick-up. La ida dentro del habitáculo se me hizo larga, pero la vuelta se me pasó en un suspiro. Parecía que fuéramos los protagonistas de un videojuego, ya que debíamos ir esquivando ramas constantemente y escupiendo los bichos que nos entraban en la boca (esto último, es broma, ¡es difícil tirar de ironía al escribir!).

Después de una ducha en el río cercano a Hsa Kaw Sher, pude ver a Suppa (niño de unos 12-14 años) tocando una guitarra desafinada y a la que le faltaban 4 cuerdas. Sin dudarlo, me acerqué a él y me senté a su lado para escuchar los cánticos Karen que estaba practicando. No me atreví a sacarle una foto, no quería romper la magia del momento…

Después de la cena, todos los niños del poblado salieron a jugar. Un grupo de niñas me invitó a jugar al escondite y al ‘pilla – pilla’. Sin darme cuenta, el grupo se había multiplicado. Los gritos y risas eran constantes. En ese momento me invadió una sensación desconocida. Notar tal cantidad de afecto, prácticamente desde el instante en que me conocieron, me llenó de paz y tranquilidad. No había juicios de valores, no se me encasillaba por mi religión, procedencia o estatus. De este modo, puse en duda ciertas «verdades absolutas» que rigen la cultura occidental. Pero este es un tema en el que no profundizaré, por ahora…

El día terminó en casa de Yim. Albert y yo nos decidimos a hacer una tortilla de patatas. No lo conseguimos. El principal motivo era que no había patatas, así que decidimos sustituirlas por lo que parecían berenjenas. Al final, el ingrediente en cuestión resultó parecerse más un pepino. El resultado final fue un revuelto de pepino rosado, cebolla y jamón.

  • NOTA: Estoy a la espera de que Pop me mande sus fotografías para incluirlas en el post. Ahora nos vamos a Laos. Disculpadme.

2 comentarios

  1. jajajaja, apunta la receta de la tortilla para cuando vuelvas!! 😉 Anda que no te lo estas disfrutando, me alegro un monton!

  2. Uau Marc… llevaba unas semanas tan a ful que aun no habia encontrado el momento de sentarme con calma a leer las entradas de tu blog… hoy al fin lo he hecho… y estoy conmovido! es muy bonito lo que cuentas y como lo cuentas.
    Yo, por lo menos estoy viajando contigo ahora mismo.
    Es una gran idea que hayas hecho este blog, y muy bonito que lo vayas mantenindo.
    Sigue manteniendonos informados…
    Yo mañana te seguire leyendo.
    Un abrazo bro!
    ya te he dicho que eres un tio muy especial no?

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