Durante mi viaje con Javi, releía El Poder del Ahora. Hoy escribo, en concreto, sobre la teoría expuesta por Eckhart Tolle en referencia a la abundancia. Se trata de un principio que se cumple a diario y del que, mayoritariamente, no somos conscientes. Todo fluye. Querer, o intentar, controlarlo todo, nos paraliza. Cuanto antes lo aceptemos, antes nos liberaremos de sensaciones y emociones incómodas.
Empiezo por apuntar que somos pura energía. Electricidad y magnetismo son la base que compone nuestra estructura atómica. Por tanto, podemos deducir que vibramos a una determinada frecuencia. Esas ondas que emanan de nosotros son concordantes con algunas de las que están a nuestro alrededor. Otras, en cambio, están en otro plano y pasan totalmente desapercibidas. Así pues, atraemos aquello con lo que somos compatibles, ya sea agradable o desagradable. Las emociones que sentimos juegan un papel fundamental ya que influyen en dicha vibración.
Todo lo «bueno» y «malo» que nos sucede es, en definitiva, autogenerado. No hay fuerzas exteriores invisibles que conspiren para nuestra felicidad o infelicidad. Obtenemos aquello con lo que, de alguna manera, estamos conectados.
Como ya os conté, hace unas semanas empecé a sentir cierto miedo por saber qué pasaría con mi vida. Se coló por la puerta de atrás. No lo sentí llegar. Pero cuando tomé conciencia de él pude observarlo atentamente, aceptarlo y desapegarme por completo de esa sensación que ocupaba mi cuerpo. Sabía, y sé, que el universo proveería todo lo necesario para mi bienestar, aunque no sea inmediato. Y así ha sido.
Opté por dar una oportunidad a la abundancia que nos rodea y aceptar lo que viniera tal cual viniera. Unas circunstancias que ahora no vienen al caso, me han demostrado que todo sale naturalmente cuando no te apegas a un resultado en concreto. Ese ha sido mi último gran aprendizaje.
No defiendo que haya que ser pasivos, al contrario. Seamos activos, planifiquemos y, al final, hagamos un ejercicio de desapego del objetivo que persigamos. Aceptemos. Lo bueno será fácil, pero abracemos también el dolor, la insatisfacción o el sufrimiento cuando aparezcan. Es el mejor ejercicio para hacernos fuertes siendo débiles.
La abundancia, como decía en la introducción, está presente en nuestra vida. Cada día está ahí, es decir, se dan una serie de coincidencias que nos facilitan la vida. Pueden ser situaciones tan sencillas como tomar el carril «rápido» en un atasco, ocupar el último sitio libre en un restaurante lleno o recibir una llamada de algún ser querido.
He realizado un ejercicio cada noche desde hace un tiempo. Repaso mi día en 2 minutos en busca de situaciones de abundancia. La práctica me ha llevado a hilar fino y ¡alucinaríais con la cantidad de situaciones favorables que nos pasan por alto!
Hago mención especial a la necesidad de liberarnos de la dualidad de los juicios de bueno/malo, bonito/feo. Hay veces que perder un tren y llegar tarde a un compromiso, por ejemplo, nos da la oportunidad de vivir una experiencia positiva. El reto es, de nuevo, estar atentos y no perdernos en el sinfín de pensamientos y emociones que emanan en esas circunstancias. Llegas tarde. Sí. Acéptalo. Y vive el presente. Goza de la abundancia.
Amigo, he llegado de rebote o por la abundancia que me rodea a este post y lo he disfrutado leyendo como lo enenao que soy!
Gracias por todo lo que aprendi de ti y tambien por ponerlo disponible las 24h…hoy era esto lo que necesitaba leer, recordar y sacar del baúl!
Siempre grande! Marcgranjabundancia!