En primer lugar, quiero aprovechar este post para felicitar a la persona que me ayudó a crear este blog por su reciente éxito profesional. Se marcha a vivir a Miami a crear un negocio que mejorará el mundo. Santi, admiro tu pasión, dedicación e insistencia para hacer de Cronnection una realidad. Muchos ánimos, amigo. Nos separarán miles de kilómetros, pero haré lo necesario para seguir cerca de ti. Tu ejemplo es una fuente de inspiración para mí, así que ¡muchas gracias!
Ahora, voy a lo mío. Como viene siendo habitual, el retiro en el centro Dipabahvan, en Koh Samui, concluyó con una interiorización de altura. Sin ni siquiera percibirlo, había generado apego a la sensación de desapego.
Varios días después de recuperarme del dengue, me di cuenta de que había perdido la rutina de sentarme a meditar y que mi capacidad de auto-observación había caído en picado. En ese momento, decidí encerrarme en un retiro de nuevo para restablecer esas costumbres que tanto bien me habían hecho. Al no obtener los resultados que esperaba en Wat Kow Tahm, me tiré de cabeza a otro retiro absolutamente convencido de que esa era la única manera de hacer desaparecer la frustración por no poder concentrarme como antes.
Tenía claro que, para poder ver la realidad tal cual es y estar totalmente presente aquí y ahora, necesitaba volver a ser capaz de llegar a la absorción en mis meditaciones. Había olvidado lo primero que aprendí: todo es impermanente. Incluso la calma y la tranquilidad mental y emocional. Me había apegado de nuevo.
Mi autoexigencia me impedía valorar la situación desde una perspectiva amplia. Debía volver a ese estado sí, o sí. Olvidé que estamos expuestos a trabas que pondrán a prueba nuestra paciencia constantemente. La ansiedad hizo su aparición sin hacer ruido, entrando despacio por la puerta de atrás. En una conversación con Pierre, lo vi claramente. Reconozco que un comentario de Jordi Batlle, en un post anterior, fue la guinda de esta experiencia.
Mi conclusión es que al alcanzar la tranquilidad, es considerablemente oportuno mantenerse atento ya que puede aparecer una «roca» en forma de mala noticia, crítica u otra circunstancia negativa, que nos desestabilice. La clave para trascender estos momentos pasa por la aceptación. Aceptar que la tristeza, la rabia, la melancolía y el anhelo, entre muchísimos otros estados de ánimo, forman parte de nuestras vidas. No hay que forzarse a no juzgar o no estar enfadado. Sólo hay que tomar conciencia de ello. En ese instante, es cuando aparecerá la calma verdadera.
Escribo desde la isla de Koh Pha Ngan. Después del segundo retiro, decidí volver para apuntarme a un curso de yoga que dura un mes. He pasado siete meses focalizado en mi desarrollo mental y emocional. Ahora me apetece compaginarlo con deporte y vida sana. A continuación os paso unas fotos de la isla y del bungalow donde estoy instalado:
Has citat una reflexió meva, gràcies a això, ja n’estic segur, estàs equivocat! Em nego a creure que un anàlisis meu sigui mereixedor d’aquest honor. M’agrada molt quan no penses les coses i simplement actues amb un somriure, tinc ganes de llegir que t’has anat a fer una excursió de 20 kiloòmetres, que en el km 10 després de dur 2 hores sense veure a ningú, t’has tombat al terra, t’has començat a riure sense motiu ni reflexió.
Acabo de veure tots els posts, i els meus comentaris, i no trobo cap digne de ser citat…
Aquí, company, dissenteixo.