Escribo desde Trat. Emprendí un viaje con Javi (al que os presenté en el post El despertar de la cucaracha) que durará algo más de 10 días. Partimos con un único objetivo: dirigirnos a la provincia de Isaan. El plan, es que no hay plan. Vamos a ciegas, en busca de ningún lugar, dejando fluir el azar. Las recomendaciones de las personas que nos vamos encontrando guían nuestros pasos.
Salimos el lunes pasado por la tarde y decidimos hacer la primera parada en Khon Kaen, ciudad que alberga una parada de autobuses que nos conectaba con todo el este del país. Traíamos un mapa de la provincia, escrito en tailandés. Indicamos la zona de playas y nos recomendaron ir a una ciudad impronunciable. Debíamos hacer escala y subirnos a un tercer autobús para llegar hasta allí.
Al aterrizar en ese punto intermedio, evidentemente, fuimos incapaces de reproducir el nombre que nos habían dicho. De hecho, ni siquiera sabíamos dónde estábamos en ese momento. Nos miramos y, casi al instante, supimos que, en realidad, no teníamos porqué ir allí. Nuestras opciones eran infinitas, o casi, así que ¿por qué tratar de ceñirnos a algo en concreto?
Después de 22 horas de trayecto, acabamos en Chanta Buri, donde seguimos con nuestras charlas interminables, sobre cómo acceder al aquí y ahora, mientras paseábamos por las caóticas calles de la ciudad o tomando una cerveza a la orilla del río. Fuimos al parque municipal, meditamos y poco más. Decidimos seguir viajando haciendo auto-stop.
Un hombre al que conocimos a nuestra llegada nos sugirió ir a Laem Sing. Y eso hicimos. Nos costó algo más de una hora, bajo un sol abrasador, encontrar nuestro transporte. El Pick-Up iba cargado con lo que parecía un ataúd blanco con decoraciones doradas. Hicimos una parada donde descargaron el artefacto, que resultó ser un altar que iba a presidir una cerimonia budista. ¿Hablamos de percepción? Ah, no. Ese tema ya lo traté.
La siguiente parada fue Chao Lao que, al igual que Laem Sing, es un destino turístico lleno de Resorts. No es una zona visitada por turistas extranjeros, por lo que todas las indicaciones eran jeroglíficos para nosotros. La tasa de ocupación hotelera es prácticamente nula en esta época, lo que nos permitió estar prácticamente a solas allá donde fuéramos. Los lugareños tienen esa genuinidad y timidez típica de los pueblos no «occidentalizados». Oímos risas, incluso carcajadas, a nuestro paso.
Hemos tardado unas 4 horas y media para llegar a Trat, a 100km de distancia aproximadamente, tras habernos montado en 8 coches distintos. ¡Qué gran idea tuvimos! Caminar bajo el sol cargados con nuestras mochilas es tedioso, pero la sensación de subirte a un coche sin saber si te han entendido exactamente es alucinante.
Para cerrar esta primera parte del viaje, quiero mencionar una frase que me marcó. La semana pasada vimos la película / documental Searching for Sugar Man. En ella, uno de los protagonistas dijo: «Los obstáculos son una gran fuente de inspiración». Si enfrentamos cada situación desagradable como un reto, la connotación negativa que les damos al juzgarlas como problemas desaparece, y podemos estar libres de emociones incómodas y ser más creativos en nuestras acciones. No es tarea fácil, pero creo que merece la pena esforzarse para convertir esta práctica en un patrón de funcionamiento habitual.
Hola Marc!!
M’alegra molt veure que estàs gaudint molt!
T’escric per comentar-te que tinc una amiga que el dia 1 de desembre aterrarà a Bangkok. No coneix a ningú allà i quan li vaig comentar que tenia un amic a Tailàndia em va demanar si tu podries quedar un dia amb ella per fer-li cinc cèntims del que és trobarà.
Bé, ja em diràs que et sembla.
Una abraçada des de Bcn!!
David,
Eis David!
Gràcies pel missatge. El dia 1 no seré a Bangkok, però li pots dir a la teva amiga que m’envïi un mail o em truqui. Si ho fa des d’un telèfon thai és: 0835789257. Si ho fa des del seu mòbil espanyol és: 0066 835789257.
Ens veiem aviat!
gràcies Marc!! ara li comento. no sap si podrà viatjar al final per una lesió al peu.
Una abraçada company!!
David,